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SIMON: Deconstrucción versus demolición: cómo elegir el camino sostenible en la construcción

27 AGO 2024
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Tener en cuenta el impacto del sector de la construcción en el medio ambiente se extiende a todo el ciclo de vida de un edificio. La deconstrucción persigue alcanzar una mayor sostenibilidad.

La imagen de un gran martillo golpeando un edificio para demolerlo, que deviene un montón de runas entre una gran nube de polvareda, es siempre impactante. Aparece como la antítesis de construir y edificar. Como una foto final rotunda e implacable. Por su parte, en el contexto de la reflexión arquitectónica hacia un futuro más sostenible, la palabra deconstrucción alude al desmontaje de las partes de una construcción por medio de su análisis.  Sugiere estudio y laboriosidad, en un proceso de más larga duración. Y es que tras la deconstrucción hay un objetivo posterior: la voluntad de rescatar materiales arquitectónicos de un modo sistemático y eficaz, con una planificación previa. Es imprescindible una clasificación y análisis de sus posibilidades de futuro y destino. Ver si se les puede otorgar una segunda vida, o decidir con claridad donde acabaran.

 

Demolición estructura escalera, edificio SWITCH

Demolición estructura escalera, edificio SWITCH / Fotografía Rafael Vargas

La demolición, como tradicionalmente se ha entendido, elimina la estructura construida y todos los materiales: muros de carga, tabiquería, revestimientos, instalaciones... Y los retira como residuos. En contraposición, la corriente que apuesta por la deconstrucción se plantea el reto de aprovechar al máximo cualquier parte y elemento constitutivo de un edificio que entra en desuso. También estudia en esa deconstrucción la posibilidad de aprovechar estructuras, asociándolo a beneficios económicos, sociales y medioambientales.
 

Tres mil piezas de un puzle

Se calcula que un edificio se conforma por más de tres mil elementos y materiales distintos. Su desecho y acumulación como residuos supone un gran impacto en el entorno . A la vez, implica partir de cero en la producción de nuevos materiales y elementos. Y tener en cuenta que recursos son finitos y cuáles no. El material no producido, el elemento no manufacturado, afirman los expertos, sigue siendo el más ecológico. El que no reduce o agota recursos. El que no consume energía en el proceso, ni emite CO2 en su transporte. La recuperación que supone la deconstrucción ahonda en la vía de la sostenibilidad para el sector de la arquitectura.

Al sector de la construcción se le atribuye alrededor de un 40% de las emisiones de carbono del total que se producen en el planeta. Y abarca también los cada vez más habituales proyectos de renovación integral y puesta al día de edificios completos o de interiores de vivienda, donde solo se mantiene la carcasa.

 

Proceso de deconstrucción, edificio SWITCH

Proceso de deconstrucción, edificio SWITCH / Fotografía Rafael Vargas

 

En este contexto se enmarca la reflexión sobre el ciclo de vida de los materiales y la deconstrucción como una nueva modalidad de reutilizarlos. Desde ahí han surgido empresas especializadas en recuperar con espíritu quirúrgico los elementos y materiales de un edificio, antes de que sean desmantelados y demolidos. O antes de que se inicie un proceso de reforma total interior.

Es cierto que desde hace décadas existen empresas que comercializan material arquitectónico de derribo. Que recuperan viejas vigas de madera en buen estado o carpinterías de puertas y ventanas, baldosas y tejas cerámicas antiguas o elementos de piedra. Aunque es un sector que tiene su principal campo de acción en la arquitectura rural rústica. Sin embargo, la apuesta por la deconstrucción actual se extiende a la comercialización de materiales, elementos y accesorios que puedan ser reutilizados, tanto sean visibles como no. Y pretende destinar al medio rural y al urbano indistintamente. Las empresas especializadas, tras la deconstrucción, catalogan y almacenan, a la espera de que encuentren su segunda vida, el encaje óptimo en un proyecto de arquitectura.

 

Limpieza estructura de hormigón existente, edificio SWITCH

Limpieza estructura de hormigón existente, edificio SWITCH / Fotografía Rafael Vargas

 

Uno de los retos de la deconstrucción y reutilización es poder aprovechar lo recuperado, al desmontar un edificio, en ese mismo lugar donde se edificará la siguiente construcción. De modo que en el intermedio se supriman pasos de transporte. También actualmente se están desarrollando recursos que faciliten a arquitectos y constructores entender con agilidad los posibles usos de esos materiales  y componentes en el futuro edificio.

 

Proyectar pensando en rescates de futuro 

La arquitectura más avanzada contempla hoy, ya en la fase del proyecto, que llegado el momento de demoler se puedan rescatar antes los materiales y volver a reutilizarlos en otras construcciones. Observa los desechos como valiosos recursos que pueden encontrar nuevos destinos.

 

Aprovechamientos elementos existentes, edificio SWITCH

Aprovechamientos elementos existentes, edificio SWITCH / Fotografía Rafael Vargas

Si, como decíamos, se tiene en cuenta que un edificio está compuesto aproximadamente por más de tres mil elementos y materiales del todo variopintos, esta nueva manera de proyectar implica establecer desde el inicio la trazabilidad de cada elemento. Conocer de cada uno su ADN, de donde procede y hacia donde puede evolucionar en el futuro. Identificar su huella ecológica. Y elegir desde el inicio los materiales y sistemas más eficientes y sostenibles. Además de aquellos que permitan ser desmembrados de forma más efectiva. Esta metodología de desmontajes y nuevas construcciones se imbrica en un sistema de economía circular y regenerativa, en un marco social de proximidad y colaboración.

En definitiva, es una estrategia para reducir la huella de carbono de la construcción, y eludir la producción con materias primas escasas o que en el proceso supone altos consumos de energía y emisiones de CO2. Todo ello con los consiguientes beneficios para la salud de las personas y del planeta.

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