Aunque muchos colegios han ido modernizando sus instalaciones en los últimos años, todavía pueden encontrarse algunos con una iluminación antigua y de mala calidad. Esto repercute negativamente en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Además, tampoco es positivo en términos de huella de carbono y de gasto de electricidad. Por eso, es recomendable valorar seriamente una renovación. ¿Qué aspectos hay que tener en cuenta para hacerla?
En este artículo trataremos...
Entre las principales razones está la mejora del rendimiento y concentración de alumnos y docentes. A ello se une la sostenibilidad medioambiental. Por último, el ahorro en la factura de la luz es otra de las consideraciones esenciales.
Se trata de modernizarlos y adecuarlos a los nuevos criterios que rigen en el resto de los edificios, los de eficiencia energética, confort visual y optimización de los recursos. A esto hay que añadir las particularidades de este tipo de lugares, donde se acude con una finalidad académica y, en algunos casos, asistencial.
No obstante, aún quedan aulas con material muy antiguo, como los tradicionales tubos fluorescentes. Con su parpadeo constante y escasa calidad de luz, pueden afectar al estado de ánimo de los estudiantes e incluso ser dañinos para la naturaleza. La razón es el material con el que están fabricados.
Por todo ello, cada día más equipos directivos se están planteando una reforma de envergadura. Esta medida incluye la sustitución completa de viejos dispositivos por luminarias LED, sistemas de iluminación inteligentes e incluso la colocación de paneles solares de autoconsumo. Así abastecen de electricidad a todo el centro de una manera asequible y sostenible. El objetivo no solo es mejorar la calidad educativa, sino impulsar proyectos sostenibles, eficientes desde el punto de vista energético, duraderos y rentables económicamente.
De manera creciente, todo tipo de centros educativos están renovando sus sistemas de iluminación. Esto no solo incluye a las escuelas, sino también a los centros de primer ciclo de educación infantil, los de educación secundaria y las universidades. ¿Qué beneficios obtienen? Estos son algunos de los más importantes.
Con una buena iluminación es más fácil mantener un buen estado de ánimo. Al respetar los ciclos circadianos, resulta más fácil concentrarse y relajarse, lo que contribuye a mejorar el comportamiento general de los estudiantes.
La temperatura de color, por ejemplo, puede desempeñar un papel clave en su salud. La más fría (4100K-5000K) por la mañana potencia la atención y el estado de alerta. Esto mejora el proceso cognitivo y la capacidad para asimilar los contenidos de las clases. La luz brillante que simula la del día puede mejorar su estado de ánimo.
Este es otro de los factores que puede ayudar a tomar la decisión de una renovación. Con la tecnología LED se llegan a obtener niveles de ahorro que oscilan entre el 89 % y 90 % respecto a los sistemas convencionales.
Las luminarias LED cuentan con una alta resistencia tanto a las sustancias sólidas y líquidas como a los golpes. Además, tienen una vida útil que puede variar entre las 30 000 y las 100 000 horas. No necesitan un mantenimiento habitual, lo que hace que se amorticen rápidamente y resulten muy rentables.
Dados los múltiples avances tecnológicos y la gran variedad de diseños existentes en las luminarias en la actualidad hay múltiples opciones para colegios. Planificar un proyecto de este tipo requiere un abordaje integral, multidisciplinar e integrador, que incluya una planificación del aprovechamiento de la luz natural. A esto hay que sumar una adecuada elección de las luminarias, su correcta ubicación y distribución, junto con buenas características de potencia y otras prestaciones.
Se debe tener en cuenta la gran cantidad de actividades diferentes que se llevan a cabo en este tipo de instalaciones. En general, hay que evitar todo tipo de brillos y deslumbramientos. Además, cada día son más los proyectos que incluyen la utilización de dispositivos inteligentes. Permiten graduar la potencia, enfoque y temperatura de color en cada lugar y momento, para adaptarse a las necesidades y circunstancias particulares.
El uso de fotocélulas, sensores de presencia, temporizadores y gestión remota es una tendencia que no para de crecer. Lo mismo ocurre con los sistemas de regulación y control. De hecho, proporciona enormes posibilidades de personalización y de mejora de la calidad de iluminación. Así se aprovecha el gran potencial de ahorro y se racionaliza el uso de la energía.
Al elaborar un proyecto de este tipo hay que tener en cuenta una serie de normas. Una de las principales es el Reglamento de Baja Tensión, aunque hay muchas otras. Por ejemplo, todos los productos que se usen tienen que incluir el marcado CE. Este tendrá que ir amparado por una declaración de conformidad según UNE 66.514.91 y EN 45014.
Su inclusión garantiza que se cumplen las directivas de Compatibilidad Electromagnética (2004/108/CE) y Baja Tensión (2006/95/CE) y reales decretos 7/1988 y 154/1995, y de las normas UNE-EN relacionadas.
Además, es aconsejable cumplir toda una lista de directivas, normas y referencias, tanto generales como relativas a iluminación o a seguridad de los componentes. Otras se refieren, específicamente, a luminarias; otras a la iluminación de emergencia, fuentes de luz, equipos auxiliares o compatibilidad electromagnética, etc.
También está la ISO 9001 o la Directiva 2009/125/CE, de Requisitos de Diseño Ecológico aplicable a los productos relacionados con la energía, por citar algunas.
En el catálogo de SECOM hay una solución para cada necesidad que se presenta en la iluminación de los colegios. Algunos de los productos más usados en estos espacios son:
La iluminación de colegios requiere de una amplia variedad de estos dispositivos. Para potenciar todos sus beneficios es recomendable estudiar a fondo el catálogo de productos. Así se puede realizar un diseño adaptado a las características y necesidades del centro educativo.