El agua es algo tan común y esencial en nuestras vidas que, en los países desarrollados, durante siglos hemos dado por sentado que es un bien inagotable al que cualquiera puede tener acceso. Pero la realidad es bien distinta.
Durante el pasado Siglo XX el consumo de agua en el mundo se multiplicó por dos cada veinte años, a causa tanto del desarrollo industrial como del crecimiento de la población que este trajo consigo. Este nivel de consumo creció hasta ser mucho mayor que la capacidad de renovación del agua, lo que nos ha llevado a que, en la actualidad, un tercio de la población del planeta no tenga acceso a este oro líquido que casi nadie valora como merece.
Con previsiones que hablan de un planeta que contará con 10.000.000.000 de personas para el año 2050, urge tomar medidas que eviten que esta situación se extienda a un porcentaje mayor de la población y se agrave, o directamente se palie, para aquellos que ya la sufren.
Sobre este respecto, lo más importante es de evitar su despilfarro. Como decíamos anteriormente, es un recurso limitado: todo lo contrario de lo que piensan un gran porcentaje de la población. Por ello, hace falta una mayor toma de conciencia para su preservación, porque si algún día llegara a escasear, traería consecuencias irreversibles para la humanidad.
Más allá del número de personas, hay otras causas igualmente importantes a la hora de causar esta escasez de agua en el planeta. Quizás la más grave, y aquella sobre la que necesitamos poner el foco lo antes posible es la contaminación. Se estima que diariamente se arrojan dos millones de toneladas de residuos al agua (humanos, industriales, agrícolas, etc).
El agua es un recurso natural, compuesto por moléculas de hidrógeno y oxígeno, totalmente indispensable para la vida. Considerado como el auténtico oro líquido de La Tierra, hace posible que todas las especies terrestres continúen creciendo y desarrollándose cada día; por lo que este es un problema que no afecta solo a la humanidad sino a la totalidad de la vida en el planeta.
Con el objetivo de concienciar a la humanidad sobre esta problemática, la ONU proclamó en 1992 el Día Mundial del Agua. Aquel, durante la celebración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo en Rio de Janeiro.
Este 2021 está, además, enmarcado dentro del Decenio «Agua para el Desarrollo Sostenible», 2018-2028, otra propuesta de la ONU para remarcar en el inconsciente colectivo la idea de que el agua es fundamental para el desarrollo y la paz mundial.
Desde
#iE y
GES no podemos sino entender esta problemática, aportar nuestro granito de arena para poner remedio a uno de los mayores retos a los que se enfrentará la humanidad a lo largo de este Siglo, y apoyar las iniciativas de la ONU tanto en este sentido como en su difusión.