Con el aumento de las temperaturas, incrementa el riesgo de incidentes en el suministro eléctrico debido al calentamiento excesivo de equipos y materiales.
Por este motivo, es recomendable conocer las medidas básicas de mantenimiento, entre las que destacan la revisión periódica, la monitorización y la supervisión de los equipos en las instalaciones más importantes.
El incremento del calor en estas fechas influye en muchos aspectos. Entre ellos, la probabilidad de sobrecalentamiento y fallas o averías en el sistema eléctrico.
Existen varias formas que nos permiten controlar las sobrecargas y cortocircuitos en estos meses de máximo calor.
¿Cuáles son los principales modos para controlar las instalaciones eléctricas de baja tensión?
Resulta muy recomendable el análisis de la tarifa contratada y los consumos eléctricos. Es importante comprobar los consumos de circuitos de fuerza y alumbrado, y los valores de energía reactiva, así como mantener un correcto cuidado de los niveles y limpieza de la iluminación.
También se debe establecer un control regular de los cuadros eléctricos, tanto en su limpieza interior y exterior, en la correcta identificación y señalización de los circuitos como en la medida de los consumos totales y parciales. En caso de que algún material esté defectuoso, averiado o funcione de forma anómala, habría que sustituirlo.
La comprobación de la correcta relación protección/conductor resulta fundamental, así como su adecuado funcionamiento y la eficaz coordinación y/o selectividad de las protecciones de los distintos circuitos.
Medidas básicas en el caso de tomas de tierra
Las puestas a tierra están establecidas principalmente con objeto de limitar la tensión que, respecto a tierra, puedan presentar las masas metálicas, asegurar la actuación de las protecciones y eliminar o disminuir el riesgo que supone una avería en los materiales eléctricos utilizados.
Para controlar los riesgos asociados al aumento de las temperaturas, habría que revisar los empalmes y medir los valores de puesta a tierra de la instalación, especialmente en galerías de servicios, pararrayos, salas de informática y B.T. entre otros.
La ayuda de las cámaras termográficas
Las cámaras termográficas son un método avanzado y preciso para el diagnóstico del estado de la instalación, facilitando las labores de mantenimiento eléctrico.
Gracias a ellas, se podrán detectar diferentes problemas existentes como puntos calientes, pérdidas de energía o falta de aislamiento eléctrico, muchos de ellos imperceptibles a simple vista y que sin este tipo de técnicas podrían permanecer ocultos hasta que ya sea tarde.
De esta forma, se reconocerán los componentes defectuosos, dañados o con comportamiento anómalo y se pondrá arreglo.
Especial mención al Efecto Joule
En relación con el sobrecalentamiento, que es uno de los temas principales tratados en este post, cabe mencionar el Efecto Joule.
James Prescott Joule fue un físico inglés. Realizó diversos estudios relacionados con los movimientos de las partículas subatómicas, las corrientes eléctricas y la generación de energía.
El “efecto Joule” se traduce en un desprendimiento de calor debido a la circulación de una corriente eléctrica por un conductor. La cantidad de calor que se desprende depende principalmente de la intensidad de corriente circulante, de la cantidad de tiempo que circula dicha corriente y de la resistencia eléctrica del elemento conductor.
Aunque este efecto es uno de los pilares que permite el desarrollo y el funcionamiento de muchos de los productos que nos rodean en la actualidad como estufas y secadores de pelo, en otros muchos casos resulta un efecto no deseado que se debe minimizar ya que se traduce en pérdidas e ineficiencia energética.
En lo que respecta a los cables y conductores eléctricos, el efecto Joule supone un consumo de energía no deseado que, aunque resulte inevitable, se puede minimizar eligiendo la sección nominal óptima. Efectivamente, consideraciones de índole económica pueden aconsejar un cable de mayor sección, cuyas menores pérdidas compensen el mayor gasto inicial y permitan una rápida amortización de la inversión, a la vez que se obtienen mayores márgenes de seguridad frente a sobrecalentamientos por sobreconsumos, sobrecargas o cortocircuitos.
El calentamiento del conductor de un cable eléctrico debido al paso de la corriente (efecto Joule) elevará la temperatura de éste y de los materiales adyacentes como el aislamiento, cubierta, etc.
Los factores que determinan la corriente máxima que puede transportar un cable son principalmente:
· La temperatura máxima que puede soportar el aislamiento;
· Las posibilidades de disipación del calor generado;
· Las condiciones ambientales y de instalación del cable.
En relación a la temperatura máxima que puede soportar el aislamiento, es recomendable el uso de cables
BARRYFLEX RV-K 0,6/1 kV y
AFIRENAS-X RZ1-K (AS) 0,6/1 kV, pues su aislamiento de XLPE mejora la capacidad de transmisión de potencia, al elevar la temperatura en servicio permanente a 90ºC y la de cortocircuito (t<5 s) a 250ºC, frente a los 70/160ºC de materiales termoplásticos como el PVC.
Respecto a las condiciones ambientales de la instalación, en la fase de diseño se debe tener en cuenta la temperatura ambiente a la que estará expuesta la instalación a lo largo de todo el año. Un error muy común es utilizar valores que no tienen en cuenta toda la posible gama de temperaturas a las que la instalación se verá expuesta. Si la temperatura ambiente es superior a la prevista, la intensidad máxima admisible del cable se verá reducida y la capacidad de disipación del calor del sistema se verá aminorada.
Por ejemplo, en España por costumbre se suele utilizar un valor de temperatura ambiente de referencia de 40ºC, mientras que en Francia, Portugal o Sudamérica existe la tendencia a utilizar valores de temperatura ambiente de referencia de 30ºC. Si por la situación geográfica o por las características de la instalación en cuestión es previsible que la temperatura ambiente sea superior al valor de referencia, se deberá tener en cuenta a la hora de realizar los cálculos, utilizando los factores de corrección que sean necesarios. De lo contrario podemos estar expuestos a sobrecalentamientos no previstos inicialmente.
Por otro lado, debemos ser conscientes de que, según gran parte de los expertos, nos encontramos ante un proceso de calentamiento global en el que cada vez son más frecuentes registros insólitos de temperatura en los períodos veraniegos. Por todo ello y con el añadido de que en verano ciertos equipos suelen tener mayor uso y consumo (p.ej. equipos de aire acondicionado, de refrigeración, frigoríficos, ventiladores, etc.) y la capacidad de ventilación pueda verse reducida, es necesario establecer medidas preventivas y de mantenimiento que tengan en cuenta los posibles calentamientos excesivos.
El sobrecalentamiento puede llevar a fallas del aislamiento, usos no previstos de los equipos y protecciones, sobrecargas o cortocircuitos que, en el peor de los casos, termine generando incendios.
Por ejemplo, si nos percatáramos de que un interruptor u otro material o equipo eléctrico se encuentra a una temperatura muy superior a la prevista, o que los cables y conductores eléctricos emiten olor a quemado, sería conveniente hacer una revisión inmediata de la instalación eléctrica.
Esperamos que este post te haya servido de ayuda, tanto para concienciarte como para informarte sobre un problema que tiene fácil remedio.
Tener estas cosas en cuenta te ayudará a poder tener un verano tranquilo y sin preocupaciones.