Como expertos en tecnología de conexión damos respuesta a esta pregunta que nos hacen a menudo.
Lógicamente la respuesta está condicionada por la propia aplicación. Imaginemos que tenemos que realizar un empalme para un entorno a la intemperie en un jardín o con un alto grado de humedad, en estas condiciones servirían ambas tecnologías.
¿Por qué decantarnos entonces por el sellado con resina o por el sellado con gel? Supongamos que el empalme deba estar sumergido bajo el agua con profundidad y presión, en estas condiciones lo mejor sería resina. Ésta una vez curada se comporta, como un plástico de gran resistencia mecánica, elástica no cristalina. Para un empalme a profundidad superior a 1 m., el gel no sería una opción ya que soporta presiones de hasta 1 m. Sin embargo el gel serviría para rellenar cajas de derivación a la intemperie, para sellar instalaciones con altos grados de humedad y además tiene grandes ventajas, una vez fraguado mantiene su pegajosidad y su adherencia y en el caso de ser necesario es reaccesible.
Si hablamos de las condiciones de fraguado, el tiempo de curado tanto en resina como en gel serían similares.
Si hablamos de la temperatura de curado, la resina de poliuretano resulta ser un gran aliado ya que su temperatura es inferior a 80 º C, muy interesante para encapsular tecnología protegiendo así la propiedad intelectual que hay instalada en su interior ya que la temperatura no afectaría a los componentes.
Dentro de nuestra gama de gel encontramos los Easycell, empalmes y derivaciones con envolventes rellenas de gel. Una vez se realizan las conexiones se introduce el empalme o derivación en el interior de la envolvente quedando sellada la instalación de forma instantánea. Son ideales para exteriores o lugares con altos grados de humedad e incluso inundables a una profundidad inferior a 1 m.
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